Muchas veces las personas tienden a subestimar su propia salubridad en el trabajo.
Esto genera resultados negativos cuando prefieren seguir con sus labores en lugar de tomar una pausa.
El ambiente de trabajo influye en la propagación de algún virus.
Un empleado con problemas de salud fácilmente llegará a contagiar al equipo de trabajo, clientes, pacientes o público en general.
Detección de enfermedades
Incluir un sistema de detección que restrinja el ingreso de personas con problemas de salud, tendría un impacto positivo en el desempeño y desenvolvimiento de la instalación.
Por otra parte, exigir el ausentismo del empleado por enfermedad es conveniente.
Para detectar estas anomalías en los trabajadores existen métodos básicos y avanzados.
Para ello se debe contar con un equipo encargado de revisar el estado de salud de cada uno antes de comenzar en sus puestos laborales.
Instrumentos básicos de medicina como termómetros u otros que ayuden a determinar la temperatura corporal, reducirían los riesgos de contagio dentro de las áreas de trabajo.
Antecedentes
En el año 2003 el conocido brote de SRAS fue protagonista de una crisis mundial que alertó y motivó la necesidad de crear un sistema eficiente.
Esto con el fin de evaluar el estado de salud de pacientes hospitalarios y viajeros.
Estas necesidades lograron consolidar varios avances tecnológicos, que permitieron monitorear a las personas con ciertos indicadores de la enfermedad.
El primer indicador que logró detectar a sujetos portadores de la enfermedad era la temperatura corporal elevada.
Su propagación consiguió pasar las fronteras con rapidez.
Es por ello que los primeros avances tecnológicos para determinar los portadores del virus fueron instalados en los aeropuertos.
Se empezó midiendo la temperatura con instrumentos clásicos tales como los termómetros.
El problema era que estas herramientas necesitaban estar en contacto con la persona para indicar la temperatura exacta.
Termómetros actualizados
Estos métodos frenaban los procesos aeroportuarios y causaban congestionamiento, incomodidad y rechazo por parte de los usuarios y personal, obligando a buscar soluciones más avanzadas.
Esto los impulsó a implementar termómetros de última tecnología, que no requerían el contacto personal para determinar los cambios en la temperatura corporal.
A su vez redujo la transferencia de bacterias potenciales.
Estos aparatos son conocidos como termómetros de piel infrarroja y no ameritan el contacto físico.
Su funcionamiento es sencillo y permite una evaluación veloz de la condición corporal (temperatura) que presentaban los seleccionados.
Sin embargo, comenzaron a presentar errores de diagnóstico debido a la variación o inexactitud en la toma de temperatura de los sujetos, obligando a optar por otros termómetros infrarrojos de estilo timpánico (estos son insertados en la oreja).
Avances tecnológicos
Uno de los avances tecnológicos que también fue implementado en aeropuertos durante el brote mundial de SARS, fue el uso de las imágenes térmicas.
Estas no necesitaban ningún tipo de contacto, evitaban el contagio y la detección era rápida.
Inconvenientes tecnológicos
No obstante, los primeros inconvenientes con los sistemas de termografía surgieron con la complejidad de los procesos, para calibrar el sistema con la variedad en las temperaturas corporales.
A esto se le sumaba la distancia del equipo al sujeto, logrando pasar por alto algunas de las personas contagiadas.
La solución fue establecer umbrales e indicios de temperatura o fiebre más elevada para reducir o eliminar falsos positivos.
Las tecnologías modernas dieron cabida para los aparatos WelloStationX (detectores avanzados para la temperatura corporal).
Su tecnología de última generación y sus sistemas de software avanzada las vuelve ideales para el diagnóstico preciso de fiebres.
El WelloStationX es uno de esos equipos para hospitales fundamentales para facilitar la detección de brotes.
Dato importante
La capacidad de contagio por enfermedades infecciosas se magnifica con rapidez, a medida que los sujetos continúan con sus labores de trabajo sin interrupción.
De igual modo, sucede con aquellos que siguen viajando o interactuando con otros.
Generalmente sucede gracias a la automedicación.
Estas personas ignoran o confunden los síntomas indicativos de enfermedades contagiosas con fiebres o malestares comunes.
Es por ello que el paciente o la persona enferma nunca será el mejor juez con relación a su estado de salud.
Sus labores ordinarias continuarán hasta que la enfermedad se lo impida. Para entonces el contagio habrá sido significativo.
Análisis y resultados
Se realizó un estudio en la Universidad de Buffalo y la Universidad de Nicaragua, para determinar lo mencionado hace un momento.
En total se reclutaron a 126 personas, entre ellos:
- Estudiantes
- Trabajadores de la salud
- Comerciantes entre otros
Un número significativo o mayor aseguró que su estado de salud era “excelente”.
La mayoría (60%) determinó que su salud no había variado durante un periodo extenso.
Por otro lado, el 40% de la muestra enfatizó que su salud había mejorado ligeramente en comparación con el año anterior.
Estas personas (68.9%) recalcaron que su bienestar no había interferido en sus jornadas de trabajo, rutina, estilo de vida o actividades cotidianas durante el año.
¿Los resultados?
Sin embargo, los resultados finales demostraron que la temperatura promedio, así como el estado de salud del 58% de los encuestados, arrojaron datos diferentes a los que ellos habían creído.
La temperatura promedio era de 36.3 ° C a 37.5 ° C y 35.5 ° C a 37.5 ° C.
Las mediciones se realizaron a través de los sistemas WelloStationX y el termómetro timpánico.
Si bien el registro de temperatura corporal ayuda enormemente a determinar el estado de salud de una persona, siempre es necesario someterla a un chequeo constante para evitar inconvenientes a futuro.