Los espacios tradicionales para terapia de infusión rara vez satisfacen las necesidades únicas de seguridad, bienestar físico y emocional de los pacientes sin mencionar la comodidad de los profesionales sanitarios, pero proporcionar un ambiente adecuado es el primer paso para resolver estos problemas.
Hoy en día la terapia de infusión es un tratamiento de uso común para una multitud de enfermedades como el cáncer, la insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad de Crohn, hemofilia, deficiencias inmunológicas, esclerosis múltiple, artritis reumatoide y más, por esa razón la demanda de terapia de infusión a nivel mundial está en aumento pero son pocos son los hospitales que se preocupan por crear salas funcionales.
Los protocolos de tratamiento difieren de una región a otra pero una cosa si permanece intacta: La necesidad de espacios para administrar el tratamiento que equilibren el soporte y seguridad del paciente, la mayoría de las personas antes y durante el tratamiento tienen una combinación de ansiedad, esperanza e incluso miedo, en pocas palabras es un tiempo de agitación física y emocional.
Para los miembros de la familia también tiene un coctel de sentimientos como impotencia y estrés tratando de hacer frente a las necesidades inmediatas de su ser querido, otros miembros de la familia y profesionales sanitarios. En el caso de los médicos y enfermeras es un lugar de trabajo centrado en la vigilancia de los pacientes, el acceso a la información, colaboración y educación constante.
Pero los espacios para el tratamiento de infusiones a menudo reflejan una realidad diferente integrando espacios rígidos y fríos, además no permiten a los pacientes controlar la interacción social y restringen el acceso a fuentes de entretenimiento y tecnología, lo peor del caso es que la familia es apartada porque los espacios están mal diseñado creando una sensación de aislamiento cuando la proximidad es necesaria.
Por otro lado el mobiliario usado en su mayoría es incómodo, difícil de limpiar y ajustar a las diferentes necesidades, haciendo que toda la experiencia se complique para todos los involucrados.
Necesidades de médicos y pacientes
Desde una perspectiva clínica la seguridad es la preocupación primordial y durante las terapias de infusión los pacientes prácticamente pone en peligro su vida, y como en cualquier situación clínica pero especialmente donde hay muchos pacientes inmunodeprimidos el control de la infecciones es una gran preocupación.
En estos casos se recomienda el uso de cortinas antibacterianas, compresores de aire grado médico para purificar el aire, usar mobiliario con materiales especiales (sin poros) donde las bacterias no puedan acumularse y distribuir el espacio de forma eficiente permitiendo que las herramientas y suministros se usen sin alguna demora o barreras.
Apoyar la seguridad de los pacientes mientras están atados a una bomba de infusión es trabajo de los médicos, pero también de los ingenieros y diseñadores que adaptaron el espacio. En la mayoría de estas salas los pacientes desean reclinarse para relajarse un poco, y basándose en este principio una empresa canadiense estudio como era el comportamiento de los pacientes en dichas salas y si el espacio realmente le brindaba todas las comodidades.
Para su sorpresa se dieron cuenta que los reclinadores no estaban diseñados para pacientes conectados con vías a rieles de portavenoclisis, especialmente para aquellas personas que tienen debilidad en sus extremidades.
Por lo general los controles para reclinar las sillas están solo en un lado de la misma y dependen en gran medida de fuerza y destrezas que muchos de los pacientes no tienen por su condición, además las opciones de posturas son limitadas y el material de los sillones es difícil de limpiar y desinfectar.
Incluso médicos a nivel internacional han expresado que estos reclinadores mal diseñados hacen que sea más difícil atender a los pacientes y añaden un mayor riesgo de lesión, pero ciertamente ofrecen control sobre la postura ayudando a mantener cierta independencia y seguridad, aunque estos detalles suenan simples en un ambiente ordinario son puntos con implicaciones potencialmente peligrosas en salas para terapia de infusión.
Sin embargo la seguridad se extiende mucho más allá del control de infecciones y uso seguro del equipo, también es importante que la sala esté diseñada con líneas claras de visión entre los médicos y los pacientes ya que la medicina debe ser administrada con gran precisión, donde la monitorización visual es imprescindible para detectar efectos secundarios.
Al mismo tiempo es importante crear espacios para diferentes situaciones, hay pacientes que desean tener una visión directa con los médicos y enfermeras para sentirse más seguros, mientras otros desean tener privacidad en este momento tan vulnerable para ellos.
Diferentes personas dan paso a diseños hospitalarios versátiles
Es importante saber que las terapias de infusión son parte de un protocolo altamente individualizado, y cada paciente experimenta diferentes estados físicos y necesidades emocionales a lo largo del camino basados en su diagnóstico, plan de tratamiento y posibles efectos secundarios, por esta razón es imprescindible personalizar esa experiencia tan cambiante.
Por ejemplo los tratamientos de quimioterapia pueden durar unos minutos u horas, y durante ese tiempo los pacientes que se sienten lo suficientemente bien pueden moverse, caminar, socializar y ejercer un sentido de control sobre su postura, temperatura e incluso iluminación.
No hay ninguna razón para confinar a los pacientes en una silla, en la misma postura, sin distracciones positivas o estimulación alguna, y precisamente esto es lo que el diseño de interiores en hospitales del siglo 21 quiere derribar.