Al tocar el tema de la iluminación de un quirófano lógicamente se piensa que lo más importante es disponer de un área bien iluminada sobre todo sobre la mesa de operaciones. Esto obviamente para brindar al cirujano las mejores condiciones para realizar su intervención.
Pero existen muchos y muy variados factores a tener en cuenta, y sobre todo, el hecho de que los avances tecnológicos ponen a nuestro alcance una gran infinidad de opciones a elegir, sobre las cuales es conveniente estar informados para seleccionar la más adecuada para satisfacer cada una de las diferentes necesidades que puedan surgir.
Es cierto que uno de los elementos de mayor relevancia para realizar un trabajo eficiente y de calidad dentro de un quirófano es la iluminación, y es determinante no solamente para el cirujano sino para todo el equipo de trabajo y durante cualquier tipo de procedimiento o labor que allí se realice.
Hasta hace muy poco tiempo se consideraba que la iluminación con lámparas de halógeno era lo mejor que podía existir debido a la calidad de iluminación que aportan, pero ofrecen un muy grave inconveniente, que es la forma en que elevan rápida y considerablemente la temperatura del lugar donde se utilizan.
Además este tipo de lámparas frecuentemente presentan fallas y apagones inoportunos, lo cual en algunas situaciones puede ser verdaderamente desastroso, sobre todo cuando sucede durante un procedimiento difícil y/o riesgoso, y hay que parar para reemplazar la o las unidades dañadas.
Afortunadamente hoy en día se dispone de excelentes alternativas como es el caso de la iluminación led, que ofrece grandes ventajas y múltiples aplicaciones en todos los ámbitos, y especialmente en lo que medicina se refiere, y muy en especial a cirugía.
¿Qué diferencias existen entre las lámparas de halógeno y las LED?
Los focos o lámparas de halógeno, que son las que hasta hoy se han utilizado tienen un funcionamiento muy parecido a los tradicionales focos de luz incandescente, esos de uso común que se empleaban en la mayoría de los hogares. En el núcleo de la lámpara, encapsulado dentro de una cámara de cuarzo hay una cantidad de gas halógeno y un filamento elaborado en tungsteno. Este, en el momento en que es alimentado por el flujo de corriente eléctrica se ilumina. Mientras mayor sea el flujo de corriente eléctrica la luz aumenta de intensidad y de blancura, y como todos sabemos, entre más blanca sea la luz ambiental el ojo humano percibe las imágenes con mayor nitidez.
El funcionamiento de las lámparas LED (siglas en inglés para Light Emitting Diode) se basa en el principio de diodo, que permite el flujo de la corriente eléctrica solamente en un sentido, Es decir, se trata de semiconductores y es por ello que el aprovechamiento de la electricidad resulta sumamente eficiente, bastando una mínima cantidad para obtener un haz de luz importante.
La composición de una lámpara LED es muy simple ya que consta de pocos elementos. El semiconductor está colocado sobre reflector que es el que determina el color de la luz. Obviamente dispone de cátodos, ánodos y cable. Y un elemento sumamente importante es la lente protectora del material que emite la luz. Al llegar la corriente eléctrica a los diodos, los átomos se activan almacenando una enorme cantidad de energía, que al hacer contacto los electrones con el chip reflector se produce el rayo de luz. Al igual que en otros tipos de lámparas, a mayor cantidad de corriente eléctrica mayor es la intensidad de la luz, con la ventaja de que este tipo de iluminación genera muchísimo menos calor que otros tipos.
Y ¿Qué ventajas ofrece dentro del quirófano?
Los médicos en general buscan diferentes características en la iluminación de sus diferentes espacios de trabajo. Entre ellas destacan principalmente las siguientes:
- Luz más blanca. En el quirófano la luz debe ser lo más blanca posible ya que el médico necesita observar cuidadosamente la coloración de los órganos y otros tejidos como un indicador del estado de salud del paciente. Si la apreciación es equivocada a causa de los tonos de la luz, puede haber graves complicaciones relacionadas con fallas en el diagnóstico o en el procedimiento.
- Este es un factor determinante en la selección de lámparas para quirófano. Las bombillas LED por potentes que sean NO se calientan. Pueden ser tocadas con la mano sin riesgo de sufrir quemaduras. Esto además de permitir condiciones de buena iluminación y confort térmico dentro de la sala de cirugía, ofrece una mayor seguridad ya que no se incendian al contacto de materiales combustibles, a diferencia de las lámparas de halógeno.
- Mientras que la vida útil de una lámpara de halógeno es de entre 1.500 y 2.000 horas, las LED duran entre 30.000 y 50.000.
- Economía. Además de su larga duración se suma el bajo consumo eléctrico y el ahorro en el uso del aire acondicionado. Aunque las lámparas LED son más costosas que las de halógeno, su durabilidad y rendimiento compensa con creces su costo.
De cualquier manera la iluminación hospitalaria con lámparas de halógeno aún goza de gran popularidad en el medio, ya que sigue siendo una buena opción sobre otros tipos de iluminación que se han empleado en el pasado.