La iluminación quirúrgica es aquella que se encuentra en el área de cirugías, más específicamente en los quirófanos, y que permite lograr una visualización óptima de los objetos pequeños, grandes profundidades, cavidades, incisiones y órganos del cuerpo.
La iluminación en los quirófanos de los hospitales o clínicas, y mayormente, en las zonas de operación, era antiguamente un problema que solía interferir con ciertas operaciones y cirugías. Por lo general, el enfoque, el calor de las lámparas y las sombras solían ser un gran inconveniente cuando los cirujanos iban a llevar a cabo una intervención quirúrgica determinada.
La falta de profesionalización que existía en los quirófanos, como la promiscuidad entre doctores y pacientes, la realización de cursos durante operaciones y la utilización de los quirófanos para otros fines, solía ser uno de los principales detonantes de bacterias e infecciones que podían traducirse en afecciones fatales para los pacientes.
Gracias al paso de los años, la iluminación quirúrgica fue revolucionando y así comenzaron a aparecer lámparas que permitían que no hubiese tanto calor en la sala, aumentando además el confort visual de los cirujanos en el trabajo y logró la transformación de la sala de operaciones a un sitio más especializado y delicado, un área que hoy en día se suele conocer como “el quirófano moderno”.
Los quirófanos modernos son un espacio que en la actualidad se catalogan como áreas altamente confinadas y con un gran nivel de especialización, donde los pacientes se someten a operaciones sin la necesidad de sentir miedo o incertidumbres muy altar por alguna posible infección. Generalmente, estos se encuentran dentro de edificios u hospitales modernos, donde se pueden tener equipos de alta tecnología y totalmente capacitados para realizar de forma más cómoda y conveniente las intervenciones determinadas que hayan sido requeridas al médico en cuestión.
Un poco más sobre las lámparas de los quirófanos
Como ya se ha mencionado anteriormente, las lámparas quirúrgicas son las responsables de permitir una capacidad visual óptima cuando se va a realizar una intervención. Su función resulta muy útil porque motivado a la cantidad de sombras e instrumentos que suelen obstaculizar el campo visual de los cirujanos, se requiere un tipo de iluminación que pueda reducir las sombras y que logre minimizar la distorsión del calor que pueda existir en el área de operación.
Además, también resultan de mucha utilidad porque pueden tener vida útil por periodos de tiempo largos sin provoca emisiones excesivas de calor que podría causar resequedad de los tejidos que se encuentran en el área quirúrgica, aumento de bacterias e incomodidad en los doctores y residentes presentes.
Las lámparas quirúrgicas tienen una razón de ser
Las lámparas de los quirófanos suelen tener una estructura diferente a la de otras lámparas, la cual consta de uno o varios cabezales de luces que están unidos por un brazo de suspensión, el cual puede permitirle el movimiento vertical y circular, para así facilitar su función dentro del quirófano.
Por lo general, el brazo suele estar conectado a un adaptador inmóvil, el cual le permite rotar su posición. Así mismo, la lámpara permite asignar una determinada posición para iluminar de forma más cómoda y precisa la zona deseada.
Junto a estas lámparas que se han mencionado anteriormente también se encuentran las que van adheridas al techo. Estas pueden llegar a tener uno o más transformadores y se suelen encontrar en una caja de control remoto instalada en la pared o por encima del acabado del techo, para así proporcionar una iluminación más plena a los médicos cirujanos que se encuentran realizando las intervenciones quirúrgicas.
Generalidades de las lámparas quirúrgicas
Prácticamente todas las lámparas quirúrgicas suelen tener controles que ayudan a atenuar la intensidad y los colores de la luz. Algunas también suelen tener un tamaño de campo ajustable para reducir la luz de la periferia del lugar donde se realiza la intervención quirúrgica, para así evitar posibles resplandores o reflexiones que puedan resultar un problema para los doctores.
La iluminación de una sala de operaciones no debe ser ni muy baja ni muy alta. El punto medio de consideración para poder tener una iluminación adecuada puede oscilar entre las 20 y 200 bujías-pie. Sin embargo, la intensidad de la iluminación siempre va a variar dependiendo del cirujano y del tipo de intervención que se esté realizando.
Aunando a ello, una consideración importante es el color que puede proporcionar la lámpara quirúrgica. Comúnmente, las temperaturas de color alta producen un tono azulado, mientras que las temperaturas de color bajo hacen que los objetos adquieran una tonalidad rojiza. Esta característica no suele ser un problema, pero hay ocasiones en las que se pueden presentar diferencias y ciertas distracciones por la apariencia que pueden llegar a adquirir los objetos si son iluminados por determinados colores en específico.
Para finalizar, es importante mencionar que la percepción de los colores también se puede ver altamente afectada por las sombras que existan en el lugar. Por lo general, el alumbrado de la habitación ilumina las sombras en colores neutros, pero hay casos en los que esos colores pueden adquirir otras tonalidades y causar distracciones al personal.
Fuente:
www.elhospital.com
ata-medical.com