Cada vez son más necesarias las incubadoras de bebés, según un informe difundido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año nacen alrededor de 15 millones de bebés prematuros, lo que se traduce en uno de cada diez nacimientos.
Generalmente, los bebés que nacen antes de las 37 semanas requieren pasar por el procedimiento de la incubadora hasta que estén listos para enfrentar la temperatura del mundo exterior.
Ahora, ¿Para qué funciona la incubadora de bebés?

Hablar de las incubadora de bebés es hablar de equipos para hospitales y hacer referencia a uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.
Es normal que todos conozcamos a alguien que haya estado en una de ellas.
Se trata de una herramienta indispensable en las áreas neonatales de todos los hospitales, que tiene forma de cuna y puede cerrarse o abrirse de manera sencilla.
¿Qué hay dentro de una incubadora de bebés?
Funciona como parte de las mejores soluciones para hospitales.
La incubadora de bebés cuenta con un colchón sobre el que se coloca al recién nacido y tiene filtros de aire, orificios para dar movimiento al bebé y un sistema de monitorización y termorregulación.
El objetivo de estas máquinas es proveer calor a los bebés, sobre todo a los prematuros o recién nacidos a quienes se les dificulta mantener una temperatura neutra.
Este sofisticado aparato tecnológico cuenta con un termómetro adherido de forma permanente a la piel del neonato que se llama servocontrol, y se encarga de suministrar información de la temperatura en la que se encuentra el bebé.
Esto permite que la máquina suba o baje la temperatura según sea necesario, hasta mantener la adecuada.
¿Qué bebés requieren de incubadora?
No solo los bebés prematuros entran a incubadoras.
También entran los bebés de bajo peso al nacer, los que nacen con pulmones inmaduros, los que hayan aspirado meconio o si poseen cualquier otro problema que requiera cuidados especiales, según las observaciones del pediatra.
Un bebé debe tener una temperatura de 36 a 37 grados centígrados.
Si está por debajo de eso, el paciente necesita mayores requerimientos, ya que sus órganos no se encuentran en buen funcionamiento.
A los bebés prematuros, por ejemplo, se les dificulta mantener la temperatura ideal.
Por esto es necesario que entren a una incubadora de bebés, o de lo contrario pueden necesitar más oxígeno, glucosa o, peor aún, se pueden llegar a comprometer sus signos vitales.
Si el bebé llega a menos de 34 grados, su vida está en riesgo.
Una tecnología avanzada que salva millones de vidas
Conforme pasan los años, el mundo avanza, y con él también se han ido perfeccionando las incubadoras de bebés de forma continua hasta llegar a funcionar con las más altas tecnologías.
Estos avances han salvado la vida de millones de niños prematuros que en condiciones distintas probablemente no hubiesen sobrevivido.
Esta máquina de calefacción dejó de ser un simple habitáculo para convertirse en un aparato capaz de controlar múltiples parámetros en los niños recién nacidos.
Actualmente, las incubadoras de bebés de última generación permiten controlar la temperatura, la humedad, el aislamiento, el control de peso, la oxigenoterapia y la fototerapia a través de una monitorización constante.
No conforme con esto, estas incubadoras de bebés actuales poseen aperturas para vías venosas y un sistema para colocar las placas de radiografías sin tener que tocar al bebé o abrir la máquina.
Incubadoras cerradas e incubadoras abiertas
Existen dos tipos de incubadoras de bebés: las cerradas y las abiertas.
Las incubadoras de bebés cerradas cubren plenamente al bebé sin exponerlo al aire del ambiente y a las corrientes frías.
Poseen una cubierta de vidrio y evitan que el bebé pierda líquidos por evaporación.
El calor se produce en la parte de abajo, justo donde se recuesta al bebé.
Las incubadoras de bebés abiertas, por su parte, no poseen una pared que recubra al bebé sino que tienen una torre que emana calor radiante desde la parte superior. Pero, aunque existen algunas diferencias, las dos cumplen la misma función.

Es preferible que, durante los primeros días de nacido, el bebé permanezca en una incubadora abierta por si se necesita llevar a cabo algún procedimiento.
Luego de unos días, se puede trasladar una incubadora cerrada.
En el caso de los prematuros extremos, esos que nacen con un peso por debajo de los 1500 gramos, se recomienda sean llevados a la incubadora cerrada de doble pared, pues a ellos se les dificulta regular su temperatura.
Adicional a esto, es recomendable que se les agregue vapor de agua y humedad, puesto que su piel es muy inmadura y llegan a perder líquido y calor.
¿Cuándo surge esta tecnología?
Todo tuvo su origen en París, Francia, en el año de 1878.
El responsable de esta creación fue el ginecólogo Stéphane Tarnier, quien adaptó una cámara con un calentador para la cría de pollos.
Debido a los resultados positivos, Tarnier contrató a la criadora de pollos, Odile Martin, para desarrollar un equipo destinado a los recién nacidos prematuros y así surgió la incubadora de bebés.
Este aparato logró disminuir la tasa de mortalidad neonatal entre los niños con peso menor de 2000 gramos.
Iniciando el año 1900, el padre de la neonatología, Pierre Budín, expuso que, para que los niños nacidos antes de término pudieran mantenerse con vida, había que conservarlos en una temperatura constante.
Gracias a este magnífico invento y sus avances a través del tiempo, a finales de la Guerra Mundial la tasa de mortalidad infantil disminuyó de manera significativa.
Sin duda, la incubadora de bebés representa una de las invenciones más importantes de los últimos tiempos dentro del mundo de la medicina.