Es poco común hablar acerca de los problemas del humo quirúrgico.
De hecho, puede sonarte hasta extraño el término.
Pero este es un enemigo silencioso, que curiosamente es acompañante fiel de los métodos más innovadores en cirugía.
Cuando se habla del riesgo que implica una intervención quirúrgica hay que empezar a tomar en cuenta que no solo la vida del paciente está en juego.
También lo están la de cada una de las personas que se encuentra en las salas de cirugía: médicos, enfermeras, y demás especialistas.

¿Qué es el humo quirúrgico y las complicaciones que acarrea?
No estamos cayendo en alarmismos.
Primero, vamos a entender lo básico, es decir, el ¿qué es el humo quirúrgico?, para así tener una mejor idea de los problemas que acarrea, y darles pronta solución con los mecanismos que nos pueden ayudar para reducir las consecuencias contra la salud que posee.
¿Qué es el humo quirúrgico?
El humo quirúrgico representa toda aquella partícula en estado de suspensión generada durante la destrucción térmica de tejidos orgánicos durante una intervención quirúrgica.
Es mayormente generado durante una intervención de tipo electro-quirúrgico que toma en cuenta el uso de instrumentos médicos tales como el láser o el bisturí eléctrico.
Hasta el momento han sido identificados 80 compuestos de diferentes tamaños en el humo quirúrgico, habiéndose estudiado la mitad y estando el resto en fase de investigación.
De lo conocido se han podido detectar sustancias químicas nocivas, células viables a través del aire, partículas dañinas que terminan en el sistema respiratorio de todos los reunidos en la sala de operaciones.
Y siguen siendo cada vez más numerosas las investigaciones que señalan que el humo quirúrgico pone en riesgo el bienestar del personal sanitario por considerar a esas partículas como sustancias tóxicas.
Peligros del humo quirúrgico
Algunas de las sustancias identificadas en el humo quirúrgico son las siguientes:
- Dióxido de carbono
- Tolueno
- Butaideno
- Etilbenceno
- Xileno
- Benceno
- Propileno
- Ácido hexadecanoico
Su nombre puede parecerle tan extraño como el del propio humo quirúrgico, pero en cuanto descifremos los peligros que estos representan, sabrás el por qué es tan necesario procurar la mínima inhalación de este nocivo material gaseoso.
Las primeras consecuencias de tales productos químicos presentes en el humo quirúrgico son irritación en ojos, nariz y garganta.
Ahora bien, en el listado puedes leer que están el benceno y el butaideno.
Ambos son carcinógenos conocidos que también pueden ser cardiotóxicos y nefrotóxicos.
Y acá estamos mencionando los primeros peligros de estos productos químicos porque un estudio encontró que su concentración e inhalación como consecuencia de la destrucción de solo 1 gramo de tejido era equiparable a fumar de 3 a 6 cigarrillos.
Sí, el humo quirúrgico convierte a todos en la sala en fumadores pasivos.
Soluciones y mecanismos que nos pueden ayudar
El conocer las consecuencias del humo quirúrgico está exento del tener que prescindir de diversos métodos como el láser o el electro bisturí.
Solo que deben tomarse en cuenta las soluciones y mecanismos que nos pueden ayudar para reducir los peligros inherentes.
Y hay soluciones de todo tipo.
Desde para el tipo de tejido que se va a destruir en la cirugía con ayuda de medios electro-quirúrgicos, hasta equipos para aspiración y filtración de esos nocivos gases.
En cuanto a los equipos para aspiración y filtración de los gases quirúrgicos podemos mencionar el evacuador de humo que tiene como objetivo minimizar la exposición del personal médico durante la cirugía.
Poseen una succión mínima de 31-46 metros por segundo.
Se coloca en la pared junto con filtros de partículas.
Recomendaciones
Especialistas del Instituto Estadounidense de Salud y Medicina Ocupacional recomiendan que los evacuadores de humo deben estar colocados a 5 cm del campo de cirugía.
Y si bien existen debates sobre los niveles de efectividad con los que es presentado, puede tomar en cuenta otro tipo de implementos de cuidado, como por ejemplo: filtros de liberación brusca o aspiradores sincronizados.
El filtro de aspiración brusca es altamente recomendado en intervenciones laparoscópicas debido a que la cantidad de gas quirúrgico es mucho más variable y con incidencias complejas al de otro tipo de intervenciones en los que se emplea material electro–quirúrgico.
Como parte del control de calidad de una intervención laparoscópica se recomienda que, para evitar la brusca expulsión de los gases quirúrgicos que se van introduciendo en la cavidad abdominal del paciente y que se mezcla con el humo del instrumental eléctrico, el personal a cargo tome en cuenta filtros de liberación brusca.
Estos deben ir conectados a los trocares que se emplean en la intervención y así poder evitar que los virus y sustancias tóxicas sean inhaladas por el personal sanitario.
Como alternativa a los filtros están los aspiradores sincronizados, mismos que trabajan al ubicarse cerca del área de generación del humo quirúrgico.
Pueden resultar casi iguales a los filtros de humo, pero la diferencia de estos es que los filtros tienen un índice mayor a contaminarse con el material de riesgo biológico.
Deben ser eliminados del área de cirugía y el personal a cargo debe contar a la mano con guantes, máscara y protección ocular, ya que las conexiones pueden llegar a desprender material contaminado al impregnarse de propio humo quirúrgico.