Lograr obtener una iluminación exitosa dentro de una sala de cirugía hospitalaria necesita de un equilibrio especial de varios aspectos juntos tales como la luminancia, el adecuado manejo de sombras, volumen y temperatura.
Estos son aspectos importantes que tienen como objetivo principal el poder maximizar la visibilidad en el lugar de la cirugía y minimiza la fatiga ocular.
Aspectos fundamentales de las luces quirúrgicas
Existen ciertos aspectos fundamentales que deben de ser tomados en cuenta en el momento de planear e instalar las diferentes luces quirúrgicas dentro de un salón de cirugía en un hospital.
Los 4 más importantes de ellos los mencionamos a continuación
Gestión de sombras
Uno de los aspectos considerados como fundamental cuando se refiere al adecuado manejo de las sombras dentro de una sala de cirugía es la luz útil que el equipo quirúrgico deberá tener cuando se encuentre realizando una cirugía por debajo de la cabeza de la lámpara y no la potencia de la cabeza de la lámpara solamente.
La calidad de una luz quirúrgica depende de la cantidad de luz útil que se encuentre dentro de la cavidad.
Esto básicamente se trata del equilibrio que debe de existir entre la cantidad de luz y la capacidad de manejar las sombras.
En una sala de operaciones existen dos tipos de sombras: las sombras de molde y las sombras de contorno. Las sombras proyectadas pueden producir una interferencia con respecto a la visibilidad, mientras que las sombras de contorno son las que ayudan a medir la profundidad y el volumen.
La iluminación efectiva es aquella que minimiza las sombras proyectadas pero que al mismo tiempo mejora el contorno.
Otro aspecto importante es que las sombras proyectadas son influenciadas de forma directa por la superficie que tenga la fuente de luz, la forma en que la luz es guiada hacia el campo de operación, donde es más necesaria, y el número de fuentes de luz.
Un mayor número de haces de luz mejora la dilución de las sombras, mejorando de esta manera la visibilidad para el cirujano.
Iluminación
El poder proporcionar una iluminación adecuada es parte del compromiso tanto de los fabricantes de este tipo de luces como del equipo encargado de su instalación para así poder asegurar una buena visibilidad con un mínimo de deslumbramiento logrando evitar de esta manera la tensión ocular para los cirujanos.
La iluminación central máxima debe de encontrarse aproximadamente entre los 40.000 y 160.000 lux en el centro del parche de luz, a un metro de la fuente de luz.
El tamaño del parche de luz puede variar, pero esto dependerá completamente del tipo de cirugía que se realice y se hace para limitar el deslumbramiento periférico.
Este parche de luz se calcula cuando la iluminación es mayor o igual al 10% de la iluminación máxima.
La iluminación dentro de un quirófano debe ser uniforme con el objetivo de poder reducir la tensión ocular que puede ser producida por el deslumbramiento.
Volumen de luz
Es importante mencionar que durante una cirugía, los equipos médicos siempre van a necesitar que la proyección de la luz se dé desde tres dimensiones diferentes y, en vista de que la cavidad corporal donde se practica una cirugía no es completamente plana, es importante asegurar que la luz proporcione esta habilidad.
Por esta razón la adecuada fusión de diferentes parches de luz que pueden brillar al mismo tiempo y con diferente intensidad dependiendo de la altura es necesaria para de esta manera lograr un volumen de luz uniforme.
El volumen de luz puede llegar a ser medido por personal calificado por medio de una ecuación estándar de la CEI: L1 + L2.
En donde L1 es la distancia entre la Ec y el punto donde se mide la luminancia al 60% en dirección al faro y el L2 es la distancia que existe entre la Ec y el punto donde se mide la luminancia al 60%.
Una luz quirúrgica adecuada debe de tener el mayor volumen de luz en la cavidad, incluso cuando la luz se coloca a más de un metro del lugar de la cirugía.
Gestión del calor
Es importante también recordar que la luz, cualquiera que sea siempre será una importante fuente de energía.
En el caso de las cirugías, la energía podría llegar a provocar la desecación de los tejidos, y por esta razón es que es obligatorio y fundamental lograr un adecuado manejo del calor, para así brindarle seguridad al paciente.
Este calor puede llegar a ser medido en una lámpara quirúrgica desde el parche de luz o desde el cabezal.
Este es un aspecto muy importante pues además de poder causar quemaduras en los tejidos expuestos durante la cirugía también puede producir gran incomodidad al médico cirujano y al personal de atención en general.
Aunque las luces led, que son las más utilizadas en la actualidad no producen rayos infrarrojos dañinos, algo de calor permanece.
Cuanta más iluminación, más energía radiante. Una luz quirúrgica de calidad minimizará el calor para mejorar la comodidad y los resultados del paciente.
Fuente:
www.getinge.com