La mayoría de las personas piensa que las cortinas dentro de un hospital son un complemento insignificante siendo su única función separar las áreas de atención al paciente, no es común que sean asociadas con la palabra “antibacterianas”, Si el equipamiento médico está expuesto todos los días a bacterias y agentes patógenos, ¿Por qué no los complementos y utensilios hospitalarios?
Hoy en día esta pregunta está respaldada por diferentes investigaciones científicas a nivel mundial, una de las más interesantes se realizo en una universidad de Estados Unidos específicamente en el estado de Iowa, el objetivo de este ensayo aleatorio y controlado fue evaluar la eficacia en un entorno clínico de cortinas que incorporaron un complejo elemento compuesto (CCA) con propiedades antimicrobianas, participaron veintiún habitaciones en una unidad quirúrgica de cuidados intensivos (UCI) y 9 habitaciones en una UCI médica fueron seleccionados al azar para recibir un nuevo estándar de la cortina o una nueva cortina de la CCA de aspecto idéntico, quince habitaciones recibieron cortinas CCA y 15 recibieron cortinas estándar.
Los cultivos se llevaron a cabo de muestras que se obtuvieron de cortinas dos veces a la semana durante 23 días; la contaminación se determinó de acuerdo con métodos microbiológicos estándares, el tiempo medio hasta la primera contaminación fue 7 veces más largo para las cortinas de la CCA que para las cortinas estándar y la tasa ajustada de contaminación fue de 29% menor entre CCA frente cortinas estándares, llegando a la conclusión que las cortinas antibacterianas aumentan el tiempo hasta la primera contaminación además de incrementar el tiempo entre lavados, jugando un papel fundamental en la disminución de la transmisión de patógenos entre pacientes, equipos y personal sanitario.
El ambiente del hospital juega un papel importante en la transmisión de los patógenos nosocomiales, los estudios han demostrado que los agentes patógenos tales como la Staphylococcus aureus (MRSA) resistente a la penicilina y Enterococcus resistente a la vancomicina (VRE) se transmiten desde las superficies del entorno a profesionales de la salud y los pacientes, por otra parte los profesionales sanitarios interactúan con las mismas antes, durante y después de la atención a pacientes, y basado en estudios ya está comprobada la transferencia de bacterias de cortinas a guantes siendo vehículos potenciales de infección.
Estos complementos hospitalarios son cambiados con poca frecuencia y difíciles de limpiar a profundidad, en muchas instituciones las cortinas pueden colgar durante semanas y a menudo se cambian solo cuando están visiblemente sucias, pero la verdad es que se contaminan rápidamente, un estudio que se realizo en un instituto en Alemania indica que el 92,3 de las cortinas tenia evidencia de contaminación dentro de 1 semana, una posible medida preventiva para reducir la transmisión de patógenos de la cortina al paciente es el uso de elementos antimicrobianos.
En la mayoría de los estudios el personal de limpieza, laboratorios y analistas no sabían de la asignación de las cortinas, ya que las mismas fueron al azar de esta forma no interferirían agentes externos con el resultado final.
Un dato curioso es que la mayoría de cortinas estándares están fabricadas con fibras 100% de poliéster, en cambio las que poseen propiedades antibacterianas están elaboradas con alineación metálica incorporando fibras de poliéster entrelazando cada una de ellas, este material es el que rechaza la mayoría de agentes patógenos y hace que se mantengan estériles por mucho más tiempo, reduciendo el riesgo de contaminación de múltiples patologías a los pacientes, que ingresan al recinto médico por una complicación especifica y pueden empeorar su condición debido a los diferentes patógenos que se encuentran en el ambiente, equipos y complementos médicos.
Los patógenos nosocomiales mas comunes que residen en las cortinas incluye: Especies de Acinetobacter, E. coli, especies de Pseudomonas, especies de Klebsiella, enterococos susceptibles a la vancomicina, especies de Enterobacter, Leclercia adecarboxylata, Stenotrophomonas maltophilia, Proteus mirabilis, Serratia plymuthica, y Citrobacter freundii entre otras.
Otro factor que influye de forma directa es el ambiente siendo activo o pasivo, en pocas palabras no se manejan el mismo porcentaje de patógenos y contaminación en espacios de emergencias medicas por donde transitan cientos de personas al día, al igual que salas de cuidados intensivos donde la mayoría de los pacientes para no decir “todos” presentan infecciones activas, al contrario la contaminación se reduce en habitaciones o espacios más selectivos que el tráfico de personas es menor.
En conclusión las cortinas antibacterianas, creados con fibras de aleación metálica aumentan considerablemente el tiempo hasta la primera contaminación, en comparación con cortinas de privacidad estándar fabricadas en su mayoría con material de poliéster.
Sería realmente fantástico que los estudios futuros evaluaran con más detalles esta temática, de esta forma podrían prevenirse millones de infecciones y complicaciones de muchos pacientes durante su estadía en los hospitales, es vital conocer el origen del problema para empezar a prevenir y no esperar que ocurran las complicación gastando dinero, tiempo y recursos para solucionarlo; si desde un inicio se realiza una inversión basándose en la prevención los gastos a futuro se reducirán de forma exponencial, reduciendo el uso de recursos médicos, humanos y económicos.