Atención: la estancia en centros hospitalarios no es algo alegre sino, al contrario, algo que puede ser bastante angustiante y hasta atemorizante.
Podemos decir que la angustia, el desconcierto, el temor y el desespero son normales en esas circunstancias, ya que lo que se encuentra en juego es la salud y la vida, bien sea la de uno mismo o la de un familiar.
Pero, además de involucrar a pacientes y familiares, los recintos de salud también son los lugares de trabajo de médicos, enfermeros, camilleros, y un sinfín de personal implicado en el funcionamiento del hospital, quienes requieren de unas condiciones óptimas para el desarrollo de sus funciones.

Elementos para diseñar una buena iluminación en un hospital
Por todo lo anterior, a la hora de diseñar el ambiente hospitalario, es importante considerar que todos los elementos presentes van a jugar un rol fundamental, pues, la atmósfera contribuirá a generar o mitigar sensaciones (angustia, calma, desesperación, etc.), tanto en los pacientes y familiares como en los profesionales de la salud.
Al respecto, entre tantos elementos que deben considerarse como soluciones para hospitales, uno de los que no puede dejarse de lado es la iluminación.
Sensación de estar en buenas manos
Muchas investigaciones han demostrado que la buena iluminación, la salud y el bienestar se encuentran relacionados.
De ahí la importancia de una iluminación profesional, ya que con ello se puede estimular una respuesta emocional positiva que promueva la salud.
Junto con una buena atención médica, una iluminación adecuada para los requerimientos de cada espacio, puede contribuir satisfactoriamente a lograr que el paciente y sus familiares sientan que están en “buenas manos”, lo que ayuda a disminuir su angustia y temor.
De igual forma, como consecuencia de una sensación de calma tanto los médicos como los pacientes se sienten mejor y, por consiguiente, los tratamientos surten mejores efectos.
Ciclos circadianos
Biológicamente estamos configurados por el ritmo circadiano, que es lo que muchos llaman “reloj biológico”.
En efecto, se trata de una especie de reloj interno que nos indica que debemos dormir de noche y estar despiertos y vivaces durante el día.
Ello se debe a la iluminación natural, pues, nuestro organismo relaciona la luz intensa con estados de ánimo enérgicos, mientras que relaciona la oscuridad o los ambientes con luz menos intensa con el descanso.
Ya que en los hospitales muchos espacios pueden verse limitados de recibir luz natural, debe trabajarse en lograr los cambios de la luz diaria usando la luz artificial, con la finalidad de que el ciclo circadiano de pacientes no se vea alterado.
Luz dinámica
La iluminación dinámica es aquella diseñada para simular los cambios en la luz que ocurren durante el día, apoyar los ritmos circadianos de los pacientes, elevar su ánimo y por lo tanto promover la recuperación.
La luz dinámica consiste, básicamente, en aplicar una luz blanca fría de elevada iluminancia, es decir, de alta intensidad, durante la mañana, lo que genera una sensación de activación; luego deriva en una luz más suave imitando la luz natural y, por último, la iluminación debe ser reducida en la noche para preparar al cuerpo para dormir.
En cuanto a las lámparas, deben ser de gran tamaño, de pared o techo, para asegurar que la luz ingrese al ojo desde arriba.
De esa manera llega a los foto receptores en la parte inferior de la retina que son particularmente sensibles al contenido de activación azul de la luz.
La iluminación no es solo responsabilidad de los bombillos
Cuando se habla de iluminación en lo primero que pensamos es en los bombillos y las lámparas. Sin embargo, no son los únicos elementos involucrados, pues, el color de las paredes, los pisos y los techos influye en cómo se ve la luz.
En ese sentido, puede que el blanco estéril de los hospitales desde hace tiempo es un recuerdo del pasado, puesto que un diseño acogedor y luminoso, basado en colores cálidos y agradables permite desarrollar un ambiente más humano y menos clínico, con lo que el paciente disminuye sus sensaciones negativas.
La luz en las distintas áreas
Saber que un familiar se encuentra hospitalizado o en un simple chequeo puede generarnos miedo e inquietud.
Por ello, para calmar las ansias, las salas de espera así como los lugares de paso deben brindar un ambiente alegre.
Al respecto, la luz suave adaptada para la hora del día tiene un efecto calmante.
Por otra parte, las zonas de labor profesional, en la que médicos, enfermeros, etcétera, deben estar “activos”, la recomendación es una luz más brillante que aliente la actividad y la energía.
Finalmente, en las zonas donde se mantendrá al paciente debe recurrirse a una mezcla entre luz suave y luz brillante.
Ello con el propósito de tranquilizar al paciente, pero con los espacios de luz adecuada para que médicos y enfermeros cumplan su labor.
Recomendaciones generales
Una buena iluminación hospitalaria implica un buen aprovechamiento de la luz natural siempre que sea posible y aplicar la luz artificial en las zonas y horas en que se requiera.
Así mismo, añadir y utilizar un sistema de regulación de la intensidad lumínica favorece la creación del ambiente necesario.
Por último, el uso de equipos para hospitales de calidad es indispensable ya que permiten que se consigan las atmósferas deseadas.
Ello sin contar con que, a largo plazo, suponen un buen ahorro.